En mi infancia jugaba al ajedrez, al punto de ser parte de un club y participar en torneos, etc. El otro día recordé algo de esa etapa que llamó poderosamente mi atención, y recién hoy creo entenderlo:
En uno de esos torneos de los que participaba contamos con la presencia del campeón argentino de la categoría sub 18 de ese momento, y él al jugar tenía una particularidad. En los momentos clave del partido, se levantaba de la mesa, salía de la sala e incluso a veces observaba desde lejos, como un espectador más. En ese momento no comprendía por qué lo hacía, simplemente despertaba mi curiosidad, pero ahora lo veo más claro. Hacía eso para tener otra perspectiva, para alejarse del problema y así verlo mejor.
Y es algo que se repite en nuestra vida cotidiana, muchas veces necesitamos alejarnos de los problemas para poder pensarlos mejor.