No recuerdo cuando, leí una historia china que explicaba por qué gritamos, lo que decía era tan simple como contundente. Decía que las personas hablan con un volumen acorde a la distancia que las separa, que mientras más lejos están, más fuerte hablarán.
Hasta aquí nada nuevo, pero después planteaba que hay dos tipos de distancias, la geográfica y la emocional, la geográfica no hace falta explicarla, pero la emocional sería la distancia entre los corazones de las personas que intervienen. Mientras más alejados estén sus corazones, más fuerte gritarán.
En contrapartida, cuando dos personas se enamoran sus corazones se "acercan", allí bastará con hablar suave. Cuando se enamoren aún más no hará falta hablar, los susurros bastarán y ya en el ápice de los sentimientos no hará falta susurrar, las miradas bastarán. La historia terminaba con una especie de moraleja que decía masomenos así: "No dejen que las discusiones los alejen demasiado, no digan palabras que los distancien más aún, ya que llegará un punto en el que la distancia sea tanta que no encontrarán el camino de vuelta".
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